A propósito del 10 de septiembre promoverse el día mundial para la prevención del suicidio, me inspire a escribir este artículo.
Como aprendí en las aulas de mi adorada UASD, el suicidio se define como el acto por el que una persona de forma deliberada se provoca la muerte e intento suicidio es la autoagresión llevada a cabo con la finalidad de acabar con la vida.
Por lo general creemos que el suicidio es fantasía, cuento de hadas, cuando escuchamos que una persona se ha quitado la vida o lo ha intentado, empezamos a juzgar ¿porque quitarse la vida? ¿Por qué no pidió ayuda?
Nosotros como personal de salud nos compete estar vigilantes ante ese grito desesperado que hacen los pacientes. Cuando nos llegan vía emergencia con alguna herida típica, ingesta de sustancias o exceso de medicamentos para lograr el suicidio, no nos corresponde juzgar esta persona, no se es permitido que digamos no se quiere matar, en realidad solo esta falta de atención, Si! esta falta de atención y nos toca la prevención.
Una persona que llegue con una herida no podemos suturarla y enviarla a casa (He conocido casos), nos compete canalizar la atención ante el personal de salud mental. Creemos que el suicidio es puro cuento y no lo aceptamos hasta que nos toca con alguien cercano o algún conocido -gracias a Dios no me ha tocado, pero si he tenido casos de personas y pacientes que han gritado desesperadamente por ayuda.
En conclusión: Personal de salud, no deje ir de sus manos una persona que con ayuda pueda salvarle la vida.
Padres, estén atentos al comportamiento de sus hijos/as, una persona no decide quitarse la vida de un momento a otro, por lo general se hace con premeditación y se puede dar algunas señales. Tenga por costumbre vigilar lo que postea su hijo/a en las redes sociales, es un termómetro para saber cómo anda la salud emocional de ese joven adolescente.
La función de la sociedad es ser una red de apoyo, no un ente acusador en las personas con comportamiento suicida.